miércoles, 5 de febrero de 2014

Lecciones de la historia

“Quizá la más grande lección de la historia es
que nadie aprendió las lecciones de la historia.
Aldous Huxley

Esta magnífica frase célebre del escritor británico ya mencionado, y  más conocido por su novela "Un mundo feliz", viene como anillo al dedo en cuanto a las lecciones que da la historia y el continuo desprecio que el hombre hace de ellas. Ejemplos hay a millones, por lo que no es necesario citar ninguno; pero leyendo un poco sobre “la Pepa” me detengo en un artículo que trae mala suerte a los políticos y, quizás por eso, no viene recogido en esa forma en las constituciones posteriores que el pueblo español ha ido teniendo.

Digo que trae mala suerte a políticos no sólo porque sea el decimotercero de los artículos de la citada constitución, sino porque identifica el fin que debiese de tener la política.


- ¿Robar el máximo al tiempo que se dan continuos disgustos al pueblo gobernado?
- No, eso no es hombre, no seas mal pensado.
- ¿No? Pues dime si no eso, qué hacen los políticos…

Por esa misma razón, tendríamos que aprender un poco de historia los infelices que formamos el pueblo al que están hundiendo bajo su yugo legislativo y después enseñar algunas lecciones históricas a nuestros gobernantes; a ver si se les cae la cara de vergüenza, aunque dudo que tengan, al leer el artículo 13, enmarcado en el capítulo III, de la I Constitución Española, promulgada el 19 de marzo de 1812 en la ciudad de Cádiz:

El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen.

P.D. Si se niegan siempre tendremos otra lección histórica que aplicarles, la que nos dio el pueblo francés.

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