jueves, 19 de diciembre de 2013

Áureas Falsedades

El oro, elemento químico de número 79 situado en el undécimo grupo de la tabla periódica, es un metal de transición brillante, blando, maleable, pesado, amarillo y dúctil que es muy estable, cuyo único isótopo natural no tiene emisiones de desintegración radiactiva, además de inalterable por el aire, la humedad, el calor y casi no reaccionar con la mayoría de sustancias. Debido a todo esto, este metal ha sido muy codiciado durante toda la historia de la humanidad y es reconocido como uno de los más valorados metales nobles preciosos. Pero tanta fama también ha atraído alguna que otra falsa leyenda a este singular elemento:

  • Es el metal más caro que existe. FALSO. Aunque su precio no es ninguna memez, más o menos la minucia de unos 56000 dólares por kilogramo, existen metales más caros que el oro. El rodio (muy escaso a la vez que útil en la potente industria automovilística) cuesta sólo entorno a unos 58000 dólares el kilito, mientras que 1000 gramos de platino (por cierto fue descubierto por un español, aunque de eso hablaré otro día) cuestan la nada desdeñable cantidad de 60000 dólares, siendo usado como catalizador de reacciones, en joyería y en medicamentos contra el cáncer.
  • No reacciona con nada. FALSO. Creencia proveniente del hecho de que el oro sea poco corrosible. De hecho sólo reacciona o es sensible al cianuro, mercurio, agua regia (ácidos nítrico y clorhídrico en proporción 1:3), cloro y lejía.
  • Es duro. FALSO. Como ya he dicho antes, es blando, dúctil y maleable. De hecho, las joyas que normalmente lleva la gente consigo son joyas de oro de 18k, pues el oro de 24k es demasiado blando. El oro 18k se consigue añadiendo 250 gramos de algún(os) metal(es) por cada 750 gramos de oro. Así obtenemos en joyería el oro amarillo (125 g de plata y 125 g de cobre), rojo (250 g de cobre), rosa (50 g de playa y 200 g de cobre), blanco (160 g de paladio y 90 g de plata), gris (150 g de níquel y 100 g de cobre), verde (250 g de plata) y azul (250 g de hierro).

Como se ha podido ver, no todas las leyendas sobre el oro son totalmente ciertas. Lo cual no quita valor alguno a dicho metal. De hecho las reservas de los distintos países siguen siendo en oro, por algo será.

Por último, añadir mi fricada respectiva con las palabras de  Stan Woosley, astrónomo de la Universidad de California en Santa Cruz de Tenerife, sobre el origen de dicho elemento: "El oro y el platino del que están hechos nuestros anillos, además del uranio de nuestras bombas y reactores son pequeños fragmentos de estrellas de neutrones que se fusionaron en nuestra galaxia mucho antes de que el Sol naciera".

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