jueves, 4 de octubre de 2012

Desde los balcones de la Catedral...


A raíz de la XI Semana de la Arquitectura, desde el colegio de Arquitectos y la Fundación para la Investigación y la Difusión de la Arquitectura. Sevilla, FIDAS; han organizado un ciclo de visitas guiadas por distintos edificios de la ciudad entre el 1 y el 5 de octubre. Una de esas visitas guiadas ha sido a las cubiertas de la iglesia catedral de Santa María de la Sede, o como todos la conocemos, la catedral de Sevilla.

Erigida sobre la mezquita que se construyese en Isbilia allá por el siglo XII y de la cual sólo se conserva su majestuoso alminar, al que todos conocemos como Giralda y que hasta hace poco era el techo de la vieja Hispalis, la catedral de Sevilla es… Diciendo elogios y características podría continuar dando un verdadero tostón sobre las maravillas arquitectónicas, vitrales y ornamentales que en el hispalense templo mayor metropolitano hay y continuar diciendo que es el mayor templo gótico cristiano sobre la faz de la tierra, o que es Patrimonio de la Humanidad desde 1987; pero eso se puede leer simplemente escribiendo “Catedral de Sevilla” en cualquier buscador de Internet.


Lo que sí es más complicado de hacer, es poder apreciar el indescriptible cuadro de cada una de sus vistas y sus paisajes, aunque alguno esté corrompido por una torre que daña la retina cortando el horizonte. Como mis torpes palabras nunca alcanzarán a describir las imágenes que grabadas han quedado en mi retina tanto de las vidrieras desde la cercanía como del panorama que ofrece Sevilla vista desde tan incomparable marco, aquí hay algunas instantáneas de las que tomé en la corta, cortísima, hora que duraba la visita.


Arriba vemos la avenida de la Constitución, corta en vida a tan tempranas horas de la mañana y con el ayuntamiento al fondo; mientras que abajo se observa la cúpula de la parroquia del Sagrario, además de la iglesia del Divino Salvador a su derecha y el puente del Alamillo entre ambas.


También tuvimos el gusto de poder dar parte del paseo por el interior de las naves catedralicias, inesperada y grata sorpresa tanto para mí como para mis acompañantes; pues el imprevisto asomo nos dejó impresionados de la majestuosidad de las vidrieras desde la inmediata cercanía. ¡Ay!, qué soberbias son las nanopartículas contenidas en los vidrios, ¡ay!, cuán genialmente bellas desde su pequeñez.


Si por un lado teníamos unas extraordinarias imágenes con las que recrear nuestras miradas, por el otro lado del templo no iba a ser menos. En la imagen inferior pueden observarse los Reales Alcázares al fondo, el monumento a la Inmaculada Concepción en un plano intermedio y en primer plano parte de los elementos arquitectónicos que ayudan a sostener tan espléndido edificio.


 Aunque por activa y pasiva intenté evitar que saliese... No ha habido solución, cada vez que miraba al oeste con el objetivo de mi cámara salta a la vista. Habrá quienes lo defiendan, habrá quienes lo admiren, todas las opiniones son respetables; pero personalmente sólo veía un feo mástil que ensuciaba constantemente algunos planos geniales.


Para finalizar, qué mejor fotografía que la de esa vieja dama que tanto tiempo lleva enamorando al cielo de Sevilla:


P.D. Como siempre, lo mejor la compañía.

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