jueves, 15 de marzo de 2012

De vuelta

Una noche nervioso, casi sin poder pegar ojo, porque sabía que al día siguiente podría pasear junto a esa chiquilla que me trae y que me lleva sin parar. Todos los preparativos hechos y me desperté cinco minutos antes de que sonase el despertador para repasarlos; ¿qué voy a hacerle? Si no puedo contenerme en la alegría que supone embaucarme en cada reflejo de su aroma…

Por el camino de vuelta, ¿quién me lo hubiese dicho hace dos meses?, leía un libro en portugués e imitaba a los grandes poetas con la realización de un par de sonetos; todo para distraer mi mente, pues por poco que durase se me haría enormemente larga la vuelta a Sevilla.

Pero al fin, ya estoy aquí, en cuaresma (ayer puedo considerarlo como mi miércoles ceniza particular), con sus noches de frío en los ensayos (aunque anoche yo estuviese en manga corta durante el ensayo de los estudiantes), con sus cultos, sus preparativos y su infinidad de matices para los sentidos.

Para finalizar, os dejo uno de los dos sonetos que conseguí hacer mientras intentaba matar la desesperación de las horas de espera para volver a estar en mi tierra; espero os guste, el otro lo pondré en los próximos días:
Brota en mí una sutil algarabía
porque esta será una noche de frío
y en mi olfato explotarán sinfonías,
fragancias de huerta fértil en regadío.

Desbordando mi cuerpo en alegrías
pausado me invade un escalofrío,
pues presiento un sinfín de cofradías
y que volverán a llamarme omío…

Pestiños y torrijas, cervecillas;
distintos, amargos, dulces sabores.
Azahar e incienso, fragantes olores…

Viviendo una hermosa maravilla,
¡sí!, pronto podré llegar a Sevilla
y asomarme al balcón de los Alcores.

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