lunes, 11 de julio de 2011

Desde los balcones de Pamplona...

Mira que parece que está lejos, mira que son más de 900 kilómetros, mira que… ¿Mira qué? ¿Y lo grande que es dormir en un hotel que pasa rápidamente de tener una sola a tener un millón de estrellas?...
No lo sé, quizás será por la discoteca en la que se convierte el café Iruña o quizás por el autobús que va a tener que mandar algún visueño, no lo sé; pero nada de lo que allí ocurre es descriptible, porque por más que busco no encuentro forma de describir el magnífico ambiente y la predisposición de la gente porque no haya ningún problema. Por algo será que todo el que va se enamora; pero sin duda alguna lo mejor es la gloria de 850 metros que duran unos pocos y eternos segundos…

P.D. La única pega, que por mucho que buscamos no apareció el personaje más buscado de Pamplona. Le preguntamos a todo el que se nos cruzó, lo intentamos una y otra y otra vez, pero nada de nada. Definitivamente no hubo forma posible de encontrar al Guancancanca.

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