lunes, 7 de junio de 2010

Reluce más que el Sol...

…Corpus Christi, día del Señor. Siempre jornada luminosa y esplendorosa, sea una magnífica mañana de jueves o domingo tras la festividad de la Santísima Trinidad, o sea la tarde de la Exaltación a la Santa Cruz en los aledaños de la fábrica de artillería…
Marcado por una magnífica y cada vez más popular jornada de vísperas, precioso jueves de Corpus en Sevilla: Geniales altares, aunque alguno casi se cae; Bellísima la Custodia de Arfe;Otro año

más, inaguantable el cortejo; Preciosa la Hiniesta Gloriosa; Coqueto y atrevido el paso del Señor de la Santa Cena; Y lo mejor para el que escribe: Haber sido costalero del Niño Jesús del Sagrario, o lo que es lo mismo, del Señor de Pasión cuando era un niño.
Alegre la mañana del domingo en el Viso, un año más volvimos a disfrutar la presencia real de Su Divina Majestad entre nosotros. Jubiloso día en el todo fue casi como siempre ha sido; no soy yo quien debe decirlo, pero volvieron los costaleros a llevar extraordinariamente al Niño Jesús (dando un magnífico paseo de despedida a la imagen actual, pues el año que viene habrá una nueva imagen del Niño Jesús, obra del escultor Darío Fernández); Jesús Eucaristía procesionó en su Custodia de plata por los Alcores del Viso entre cantos de alegría y alabanza; se vistieron de gala las calles de nuestro pueblo para recibir la presencia del Señor.


Constante en el tiempo, la mañana del Corpus Christi fue un paseo en la memoria de nuestros mayores, todo igual que siempre, todo salvo el fresco aroma de esta alegre mañana: Han faltado a la tradicional cita la juncia y el romero porque los recortes económicos de ZParo tras el telefonazo de Obama también han llegado a la procesión del Amor entre los amores (¡ay!, la que habría caído si los recortes fuesen de Aznar tras telefonazo de George. W. Bush). Sólo algunos devotos del Santísimo echaron romero, tomillo y laurel en los aledaños de la parroquia, muy significativo gesto para no perder la bonita tradición de alfombrar de olores el paso de su Divina Majestad. Pero bueno, esperemos que el año venidero acudan nuevamente tanto el olor a juncia como el frescor del romero durante todo el camino para festejar la presencia del Señor entre nosotros.

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