jueves, 29 de octubre de 2009

¿Qué será lo próximo?

Ay, Sevilla, ay. ¿Qué te están haciendo? ¿Una estatua a quién? ¿Quién lo paga? ¿La Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría? ¿Esa gente ha buscado el significado de belleza en el diccionario? Fuera cachondeo, de verdad: ¿Y de eso no protesta nadie? ¿En el paseo de Cristina? Venga ya, ¿será broma? O, como mucho, que sea guasa sevillana, pero algo sólo para jalogüín, ahora que está de moda… Pues no, parece que no, desgraciadamente no, mis pensamientos se han vuelto pesadillas, la más horrible de las pesadillas. Ni las setas de la Encarnación, ni la Torre Pelli, ni el mamarracho de farolas de la Plaza del Pan… Vaya esperpento que me he encontrado hoy leyendo el Correo de Andalucía, sencillamente denigrante:


Sabía que, poco a poco, estaban masacrando a Sevilla, pero lo que no sabía es que la magnitud del proceso estuviese tan avanzada. Y lo peor, o lo mejor, de todo es que en esta ocasión uno de los que se ha negado a desfigurarla aún más ha sido el tío de la bimba y la cachimba (Antonio Rodrigo Torrijos para quien no sea lector frecuente de Don Antonio Burgos). Y que ese hombre se haya negado sí que es un problema, porque ¿a ver ahora que excusa me ponen más de uno para acusar al teniente de alcalde de que no respeta y sólo piensa en desfigurar a nuestra querida Hispalis?
Alguno que otro se preguntará por qué me pongo así. Pues bien, la cuestión de tal hecho es bastante sencilla, ¿no me dirán que esa mujer es apropiada para ser reflejada en una estatua? ¿No habrá más sevillanas en las que fijarse para modelar una escultura? Que sí, que ya lo sé, que es medalla de oro de la ciudad y un montón de cosas más, tendrá todos los méritos que podáis imaginar, pero…seguro que más de uno ha pensado motivos de sobra por los que la efigie de esa mujer afeará aún más a nuestra querida ciudad. Si quieren que le dediquen una calle, de todas formas ¿no se la han dedicado a Pilar Bardem? Además, en un simple letrero con su nombre no aparecerían los motivos que yo argumento para que no se rinda un homenaje a dicha señora. Pero, por favor, una escultura no. Y si están muy por la labor de perpetuarla de semejante forma, ¡pues que salga en la sevillanísima postura que tienen las mujeres mientras se cubren con un abanico!

viernes, 23 de octubre de 2009

Al Real, en avión

- No puede ser, se lo están cargando . Porque eso es así y siempre ha sio así compadre. Los señores tienen su sillita en la Campana y, por supuesto, su cochecito de caballos pa´dá una güertecita por la Feria. Como debe de ser, de sevillanas maneras.
- Anda ya compadre, De Sevillanas Maneras es un pedazo de grupo compuesto por chavales que se ganan algunas perrillas actuando en bodas, ferias…
- Que sí, que ya lo sé, pero déjate de coña y piensa en lo que yo te estaba diciendo. Que el alcalde y el Torrijos se están cargando Sevilla, mira la portadita del avioncito de la Feria del año que viene…




Cachondeos aparte, me parece ridículo que, con todos los problemas que tiene la ciudad de Sevilla, lo que sea tema de portada en periódicos y continuo tema de coloquio en las conversaciones sea la innovadora portada de Feria de Sevilla para el año 2010, y peor aún, es que dicha portada sea repudiada constantemente por su rompedor diseño aludiendo que no tiene nada de Sevilla. Pues perdónenme por la arrogancia, pero considérense unos catetos quienes así piensen, pues tiene nada más y nada menos que el lema de la ciudad: NO8DO; y todo ello sin olvidar el centenario del primer vuelo sobre Sevilla, un 28 de marzo de 1910.


Teniendo en consideración que existen tantos gustos como colores y que desde λ = 380nm hasta λ = 750nm la región del espectro es muy grande, el único pero que puedo encontrarle a la portada, por ponerme quisquilloso y buscar peros donde no los hay, es que me parece a mí que este año venidero no vendrán turistas norteamericanos a la Feria de Sevilla. Y los que vengan saldrán despavoridos. Razón no les faltará a los pobres, porque la portada parecerá un homenaje al ataque a las Torres Gemelas…Pero mirándolo por el lado bueno, así ganamos turistas árabes (no moros sino árabes, los del taco, que esos sí son mis amigos) en la Feria.


Pero lo que ni quiero ni puedo entender es que haya personas que se tomen tan a pecho algo efímero y, sin embargo, no digan ni hagan nada ante cosas que irremediablemente quedarán para la posteridad, como la Torre Cajasol, el ejemplo más evidente, un edificio lleno de oficinas que quitará la supremacía del cielo de Sevilla a la Giralda, cuando en la urbe hispalense hay sobra de locales para agencias, bufetes, etc…


Evidentemente, no estoy en contra de las innovaciones, pero creo que alguien debería recordar a quienes mandan en la Plaza Nueva que a veces innovar es dar varios pasos hacia atrás, y otras veces dando algunos pasos atrás se hacen grandes innovaciones.

viernes, 9 de octubre de 2009

¡Pues vaya médico!

Nunca una frase me ha dejado tan perplejo y anonadado. A lo mejor será que yo tengo una concepción errónea del significado de la palabra y necesito dar un repasito al diccionario de la RAE, no lo sé. Pero, bueno, respóndanme ustedes, quizás así consiga salir de mis dudas ¿Quién cura y ayuda a combatir las enfermedades? El médico, ¿no es así? Entonces, explíquenme a mí esto:
Mi tan amada ciudad de Sevilla está sufriendo una cada vez menos rara enfermedad. Presenta los más extraños síntomas jamás vistos. Patologías que, desgraciadamente, se están haciendo comunes con demasiada rapidez: Su comercio tradicional está muriendo a base de obras para peatonalizar calles; sufre gran apetencia por el mangazo y la manteca bien untada con billetitos frescos; su casco antiguo se haya cada vez más impenetrable; padece un continuo ahogo en su tráfico; ¡Se está muriendo!, pero, pase lo que pase, siempre da la apariencia de no estar passando nada y, por supuesto, nunca se hallan los agentes responsables de tales síntomas.
Pues bien, ironías del destino, tal afección ha sido traída por un hombre, alcalde lo llaman, aunque resulta ser médico, en coalición con poco más de veinticinco mil virus, vulgo votos totalmente libres y plenamente respetables que tienen subyugada a la mayoría de los votos en esta cada vez más desfigurada ciudad, tan afeada que si no fuese por la soberanía de la Giralda no parecería ni ella misma, ¡aunque hasta eso le van a quitar!
Por eso, al oír la frase lapidaria que el otro día recitó Alfredo Sánchez Monteseirín; “Yo soy médico”, sólo me queda solicitarle que se acoja al juramento hipocrático y asista de urgencia a la Muy Vallada y Obrada Ciudad de Sevilla con el mejor medicamento que le puede suministrar: Marcharse tras convocar elecciones a la alcaldía.